Jesús Ardila Quiroga, oriundo de Santa Helena del Opón, es de esa clase de santandereanos que ante cualquier limitación por dura que sea, ven la oportunidad para salir adelante y sobresalir. Esa oportunidad la vio justamente cuando estaba asimilando su nueva situación de discapacidad, luego de que un campo minado acabara con el 80 por ciento de su visión, siendo soldado voluntario del Ejército Nacional en 1994.
A pesar de tener su visión muy limitada, sus ojos brillan cuando habla de su emprendimiento, empleados y familia. Ha desarrollado una gran agudeza auditiva, que le permite identificar a distancia hasta el corte que está haciendo cada una de sus máquinas.
“La idea de mi emprendimiento nació en 1998. Tenía unos amigos que trabajaban en confección, y me empezó a llamar la atención ese oficio. Entonces como pude, primero compré una fileteadora y un rollo de tela, después una plana y otra de dos agujas. Con el tiempo fui satélite, es decir, debía cumplir con pedidos que me hacía una empresa de confección”, expresó.
Hoy día con 50 años de edad, tiene su fábrica de jeans al sur de Bogotá en la que ha creado tres marcas de pantalones para públicos distintos, también tiene cuatro satélites o talleres más pequeños en otras partes de la ciudad que trabajan para él, y distribuye a nueve departamentos del país.

“Acá en mi fábrica tengo más o menos 20 empleados, e indirectos alrededor de 80. Tengo varios clientes en el Gran San, San Victorino, que son distribuidores, y también tengo compradores en Neiva y Pitalito en el Huila, también en Ibagué, Montería, Valledupar, Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Santander y Boyacá.
La principal de mis marcas es Americano Brands, donde se maneja pantalones para hombres y niños, también está la 17 que es sólo para hombre, y Goldin para dama, con diferentes diseños a la vanguardia en la moda”, comento el emprendedor.
Según señaló, “a diario aproximadamente estamos sacando 160 prendas, con un volumen alrededor de casi 2 mil semanales. Y mi meta es exportar mis pantalones, y detrás viene mi hija quien está estudiando diseño de modas, y quien se ha convertido en mis ojos para llevar más lejos mi empresa”.
Chucho, como lo conocen en el barrio, vive con su esposa, quien también participa muy activamente del diseño y producción de los pantalones, y sus dos hijas, quienes también han mostrado un gran interés por la confección, “aunque tengo mis limitaciones, con mis fortalezas y perseverancia he logrado lo que tengo hoy. A mis colegas con discapacidad les digo que nunca se limiten, ya que las discapacidades están sólo en la mente, porque si usted se mentaliza usted vence cualquier limitación”.
Buenas días no hay bacada disponible para una mujer