Especial de: Emilio Gutiérrez Yance
Enildo Rafael: un cóctel de perseverancia en el corazón de Cartagena
En la Avenida Crisanto Luque, transversal 22, en el restaurante Banderas del Alto Bosque, se encuentra Coctelería Frutos del Mar, un rincón que no solo guarda sabores, sino también una historia de lucha, esperanza y perseverancia.

Su fundador, Enildo Rafael Coronel Añes, nació en San Juan del Cesar, La Guajira, tierra donde la brisa arrulla versos vallenatos y el acordeón marca el ritmo de la vida. Allí aprendió, desde niño, que la existencia no siempre ofrece comodidades, pero sí lecciones que se quedan tatuadas en el alma. Criado en gran parte por su tía, compartió la vida con su tío campesino, un hombre de raíces hondas en Las Brisas, que lo llevó a recorrer entre sequías y crecientes los caminos de Bolívar y La Guajira.
Enildo recuerda los días de machete en mano, limpiando potreros, preparando siembras, y sintiendo en su piel el peso del sol. No hubo lujos, pero sí abundaron las enseñanzas: respeto por el trabajo, gratitud por lo poco, y la certeza de que la vida premia a quien persevera.
De joven sirvió cinco años como soldado profesional en el Ejército Nacional. Esa disciplina lo formó en carácter, pero Cartagena lo esperaba con otros planes. En junio de 1993 llegó a la ciudad, y lo que iba a ser una corta visita se convirtió en destino: se enamoró de Biadis Judith Montes, con quien tuvo a su hija Karin Dayana.
Empezó trabajando como guarda de seguridad y luego en una licorería, pero fue allí donde la chispa de la coctelería encendió su pasión. Descubrió que en un vaso se podían mezclar no solo sabores, sino también historias, alegrías y encuentros.

Hace 14 años fundó su negocio, Frutos del Mar, un espacio que se convirtió en testimonio de su espíritu emprendedor. Al inicio, los retos fueron duros: ganarse la confianza de los clientes, convencerlos de probar un producto nuevo, y mantener una calidad impecable. La coctelería no admite improvisaciones: elegir mariscos frescos, medir con precisión cada ingrediente y atender con calidez es lo que diferencia a un simple vendedor de un verdadero maestro.
Hoy, Frutos del Mar no es solo un punto de encuentro gastronómico. Es la cristalización de un sueño que nació en tierras guajiras y maduró en la heroica. Es un lugar donde se sirve más que cocteles: se sirve perseverancia, esperanza y sabor a Caribe.
La historia de Enildo Rafael Coronel Añes, nacido en la cuna de acordeones, nos recuerda que los sueños, cuando se trabajan con disciplina y amor, pueden transformarse en realidades que alimentan cuerpo y espíritu.