Las paredes son el mejor lienzo que tienen los jóvenes que viven en una región tan golpeada por la violencia para rendirle homenaje a la vida, al amor y desde luego a todo el potencial ecológico del departamento del Putumayo, que desde luego lo más recóndito de la selva invita a vivir en paz.
Los daños ambientales que a diario provoca la humanidad a la madre naturaleza, promueven a los indígenas de la Amazonia a emprender acciones para detener la destrucción y promover en sus territorios la preservación de la tierra.
Oscar Sanda, gestor cultural del pueblo indígena Kichwa aprovecha las bellas artes para sensibilizar a la humanidad sobre la importancia que tiene la Amazonia para la vida. Inicia su recorrido cultural en el Valle de Sibundoy, piedemonte andino; del que destaca la sabiduría de los taitas, cuyos conocimientos están consagrados en ritos y diarios aconteceres que les permiten contribuir en la prolongación de la vida.
Sanda, destaca una de las especies a la fauna, a la unidad social y a la libertad es el colibrí. Esta ave de gran proliferación en los cielos del Putumayo, entrevé el trabajo rural de los abuelos sabedores y a la vez motiva a la comunidad a cuidar aquellas especies que contribuyen en la fertilidad de los cultivos de papa, maíz y mora que a lo largo del año brotan de las parcelas del Valle de Sibundoy.
El colibrí también representa ser un portador de la antigua sabiduría de los pueblos amazónicos. Para los taitas, asegura que es el guardián de los secretos ocultos de la selva y el depositario de los conocimientos que se transmiten de generación en generación. El taita es una de las figuras más importantes en el pueblo Kichwa porque representa al líder espiritual y guía de la comunidad.
Oscar manifiesta que “Junto al colibrí y al jaguar, el taita también está presente en mis pinturas. Él, tiene un conocimiento profundo de la naturaleza y sobre todo de las plantas medicinales que se encuentran en la selva, los “abuelos sabedores” son capaces de usar la sabiduría para sanar a los enfermos y ayudar a sus comunidades en el sostenimiento del equilibrio emocional.
El artista indígena se siente convencido que la fuerza de la palabra del taita simboliza la conexión existente entre el hombre y la naturaleza. A través de su conocimiento y vínculo espiritual, el taita puede comunicarse con la selva para recibir su guía y protección.
Por último, la Panchamana es un símbolo de protección y proveedora de la humanidad, por eso es importante rendirle tributo y respetarla para mantener el equilibrio en el mundo natural. La fauna y la flora que encontramos en la selva son un regalo de la madre naturaleza y a ellas les debemos nuestro respeto y gratitud”, afirmó el gestor cultural tras indicar que la humanidad aún está a tiempo de salvar el planeta.