Cada 7 de diciembre, en Colombia, se celebra el Día de las Velitas, una de las tradiciones culturales más queridas que marca el inicio de la temporada navideña. En esta fecha, las familias se reúnen para encender velas y faroles en honor a la Virgen María, en un acto de devoción que ha trascendido generaciones. Pero más allá del brillo de las luces, el verdadero mensaje de esta festividad invita a reflexionar sobre el cambio interior y la oportunidad de iluminar nuestros corazones con amor y esperanza.
Una Tradición de Luz y Fe
El Día de las Velitas tiene su origen en la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, cuando el Papa Pío IX declaró en 1854 que la Virgen María fue concebida sin pecado original. Esta fecha, llena de significado religioso, se celebra encendiendo velas en las casas y calles, creando una atmósfera mágica de luz que simboliza la pureza, la fe y la esperanza.
El Verdadero Significado de las Luces
Este día, lleno de alegría y celebración, puede ser un recordatorio de que, al igual que las velas que colocamos con tanto cuidado en nuestras ventanas y puertas, nuestros corazones también necesitan ser iluminados. En un mundo donde, a veces, la rutina y las dificultades nos hacen olvidar lo esencial, el Día de las Velitas nos invita a mirar hacia dentro y reflexionar sobre cómo podemos cambiar nuestra forma de ser.
Es una invitación a cambiar un corazón frío y distante por uno lleno de compasión, solidaridad y amor genuino. Las fiestas de diciembre, y especialmente este día, ofrecen la oportunidad perfecta para hacer un balance de nuestras acciones y sentimientos, y comprometernos a ser más humanos, más empáticos y generosos con los demás.
Iluminar el Corazón con Amor
La luz de las velitas puede ser un símbolo de esa transformación. Así como las velas iluminan el camino en la oscuridad, el amor y la bondad pueden iluminar nuestras vidas y la de quienes nos rodean. En lugar de centrarnos solo en los regalos materiales, la decoración o el bullicio de las fiestas, este es un momento para dar lo más valioso: nuestro amor, nuestra presencia y nuestro tiempo a los demás.
Un Cambio Real: De la Luz Exterior a la Interior
Así, al encender nuestras velas este 7 de diciembre, recordemos que la luz más importante no es la que emite el fuego, sino la que nace de un corazón lleno de amor, paz y gratitud. Que, en estas fiestas, el cambio de corazón sea el mayor de los regalos que podamos ofrecer.