Un avance médico sin precedentes ha tenido lugar en Estados Unidos, donde un equipo clínico del hospital Langone Health, de la universidad de Nueva York, ha logrado realizar con éxito el trasplante de riñones provenientes de cerdos a un hombre con muerte cerebral que padecía enfermedad renal.
Científicos de distintas partes del mundo están apresurándose para aprender cómo utilizar los órganos de los animales para salvar vidas humanas y los cuerpos donados para la investigación ofrecen una importante oportunidad para ensayar.
El trasplante se llevó a cabo el pasado 14 de julio en un paciente de 57 años con muerte cerebral y cuyo corazón sigue latiendo con asistencia. Al paciente le extirparon los dos riñones y le implantaron uno de cerdo que inmediatamente comenzó a producir orina. Además, los exámenes mostraron que los niveles de creatinina estaban en óptimas condiciones y que no había señales de rechazo.
Un informe sobre este hito médico ha sido publicado en Jama Surgery, donde se destaca el potencial de estos xenotrasplantes (trasplante entre especies distintas), como una posible respuesta a la falta crónica de órganos humanos para trasplante.
Concretamente, en esta intervención, se suprimieron cuatro genes propios del cerdo que anteriormente impedían el éxito de estos trasplantes y se añadieron seis genes humanos que previenen la coagulación y “humanizan” el riñón del cerdo, resultando en un órgano que parece más humano.
Durante la semana post-operatorio, los análisis de sangre y las biopsias corroboraron que el riñón funcionaba adecuadamente. Este avance sugiere que estos riñones porcinos modificados podrían ser la respuesta para aquellos pacientes en diálisis, potencialmente aliviando la carencia de riñones humanos disponibles para trasplante.
Los primeros intentos de xenotrasplantes se remontan a principios del siglo XX. En esa época, se intentó trasplantar riñones de animales, como corderos y monos, a humanos. Estos intentos, en su mayoría, no tuvieron éxito debido al rechazo inmediato del órgano.
Durante la década de 1990 y principios de 2000, los avances en la biología molecular y la genética permitieron la creación de animales genéticamente modificados, principalmente cerdos, que poseen órganos menos propensos al rechazo. .