En Francia, un equipo de químicos y biólogos del centro nacional para la investigación científica (CNRS) y laboratorios de Bélgica y Alemania han llevado a cabo un estudio donde se descubren que dos componentes cuantiosos en el semen humano como lo son la espermina y la espermidina, restringen el paso de la transmisión sexual de las VIH-1 X4, las variantes del virus que utilizan el correceptor CXCR4 para entrar en las células diana.
El VIH-1 es el tipo de más común del virus del sida. Según la organización Avert, cerca del 95 % de las personas que viven con el virus tienen este tipo. Los descubrimientos del trabajo, divulgado en Science Advances, podrían ayudar a explicar porqué las variantes VIH-1 X4 son menos prevalentes en pacientes no tratados y porqué muy ocasionalmente llevan a una infección sistémica.
Jean-Philippe Herbeuva, investigador de química, biología e inmunología en el CNRS y uno de los líderes del estudio, señala que “el semen es el principal vector de transmisión sexual del VIH-1. Los subtipos del virus X4 y R5 se encuentran en la fracción líquida, conocida como líquido seminal”.
Este fluido se compone de proteínas, lípidos, metabolitos y niveles muy elevados de pequeñas moléculas con carga positiva denominadas poliaminas, principalmente espermina y espermidina. Los científicos se preguntaron por la existencia de un posible ‘guardián’ que limitará la infección por X4. Para ello, aislaron moléculas del plasma seminal. posteriormente, evaluaron los efectos anti-VIH de cada fracción sobre las células diana del virus.
Entre ellas, explica el investigador francés, “cuatro fracciones adyacentes bloquearon la infección por el X4, pero no la del R5”. El análisis de estas fracciones “reveló que todas contenían poliaminas, principalmente espermina y espermidina. Nuestro estudio demostró que la espermina se une al correceptor CXCR4, bloqueando selectivamente la infección de linfocitos T y macrófagos por el VIH-X4”. Afirmó.
Los científicos concluyeron que la espermina y la espermidina son líquidos presentes en el líquido seminal, por lo tanto, parecen ser el origen del misterio no resuelto de la transmisión sexual del virus que afecta a millones de personas al alrededor del mundo por más de 40 años.