Un parche que se adhiere al corazón, y que funciona como puente para pasar la actividad eléctrica del corazón de un punto a otro, es el nuevo aporte científico de la facultad de Medicina de la Universidad Pontificia Bolivariana junto a sus grupos de investigación en Dinámica Cardiovascular y la Escuela de Ingenierías.
Este dispositivo acabó de recibir la patente de invención otorgada por la Superintendencia de Industria y Comercio SIC para el tratamiento de alteraciones eléctricas del corazón, producto de enfermedades isquémicas.
Según Jhon Bustamante, director del grupo de investigación Dinámica Cardiovascular, “Este dispositivo servirá para pacientes que tengan bloqueos aurícula-ventricular, en los que la electricidad no se transmite bien dentro del corazón, pero sí hay electricidad en el órgano. También podrá funcionar para personas que estén diagnosticados con bloqueos interventriculares”, confirmó.
Según el especialista, estos pacientes con esta patología tienen actividad eléctrica en el corazón. Mientras que, otros diagnósticos, pueden significar ausencia de actividad eléctrica en el órgano y es ahí donde la persona requiere de un marcapasos tradicional, capaz de generar electricidad al órgano. El bioparche no produce electricidad, pero sí favorece enfermedades cardíacas.
Con el desarrollo del bioparche se procura dar solución a pacientes que tengan características como lesión cardíaca por diferentes patologías de miocardio, ya sean virales, infecciosas o de otro tipo, o alteraciones derivadas de isquemias. Por ejemplo, la falta de irrigación de algunas arterias coronarias por obstrucciones menores o mayores, que generan una lesión local.
El bioparche es un dispositivo orgánico que imita el comportamiento del corazón, es biomimético y fue diseñado con fibras, proteína animal extraída de seda y una síntesis de nano partículas de oro, lo que trae beneficios múltiples para los pacientes.
Este parche tiene las propiedades biocompatibles con el corazón humano, lo que significa que el rechazo de este es muy bajo, el porcentaje de éxito que se ha observado en el trabajo preclínico es entre 90 % a 96.5 % de compatibilidad.
Igualmente, no requiere ser reemplazado como sí se hace con los marcapasos, ya que no tienen batería, pero las partículas de oro llevan el estímulo eléctrico que resuena en la estructura y comunica las zonas que requieren de electricidad gracias a las fibras que se convierten en electrodos.
Este bioparche creado por la UPB podría ser usado incluso en niños, aunque apenas tengan sus órganos en desarrollo, uno de los limitantes principales en procedimientos médicos con esta población ya que este dispositivo cuenta con la habilidad de adherirse al tejido orgánico del corazón y crecer como parte de él.
La patente es el primer paso para validar este dispositivo, sin embargo, aún falta un largo camino por recorrer, pues apenas están en fase preclínica. Ahora esperan trabajar en modelo animal y luego, la etapa clínica, con pacientes humanos. Llegar a esta fase podría tardar en hacerse hasta 10 años, mientras avanzan las demás etapas del proyecto.