Catalina Oñate, quien hace 7 años fundó en Dubái su empresa Best of Latin Foodstuff Trading LLC, la cual provee de frutas y alimentos de Latinoamérica a 150 clientes del sector gastronómico en Oriente Medio. A la fecha, la compañía factura 3,5 millones de dólares al año.
La empresaria lleva al país árabe variedad de insumos, su producto estrella es el aguacate. Cada mes importan desde Colombia y México unas 32 toneladas de esa fruta y se han convertido en expertos sobre cómo madurarla de acuerdo a cada necesidad del cliente.
“El trabajo es de la finca a la mesa, porque tenemos una relación muy estrecha con nuestros proveedores en cada país, que básicamente son campesinos. Con el aguacate hemos tenido un crecimiento muy importante y la idea a largo plazo es llevarlo a más países árabes”, señala la empresaria.
Por otro lado, Catalina Oñate llegó a los Emiratos Árabes motivada por su deseo de viajar. Realizó un intercambio para trabajar con el Hotel Hilton en Ras Al Khaimah, donde se dio cuenta que todos los productos que usaban eran importados, pero que para ese entonces Colombia no figuraba como proveedor en ese mercado. Ese fue uno de los factores que inspiró su idea de negocio.
“Estudié el mercado y visité algunos restaurantes que intentaban preparar platillos mexicanos, por ejemplo, pero sin los ingredientes adecuados, lo que hacía que la experiencia no fuera la mejor. Así fue como Best of Latin – BLF – comenzó a aparecer en mis sueños”, comenta.
De igual forma, expresa que su misión con la compañía es que sea reconocida por ofrecer la mejor calidad con sus productos y aspira que cualquier chef piense en ella al momento de buscar productos sudamericanos. A corto plazo, proyecta expandirse en Asia y abrir su primera oficina en Arabia Saudita. Asimismo, desea explorar otros mercados como Qatar, Egipto, Reino Unido, entre otros.
Pues la inversión latina en Emiratos Árabes aún es muy primitiva si se compara con la de países asiáticos como Filipinas, Tailandia, Corea, entre otros. Por eso, empresarios como Catalina han encontrado una oportunidad importante en ese mercado. Según el Ministerio de Comercio, el Medio Oriente compra a naciones de todo el mundo cerca de US$300.000 millones en productos y servicios, de los cuales aproximadamente US$5.000 millones corresponden a alimentos.
Catalina agrega que ha logrado cumplir su sueño de unir los negocios con su pasión por la cocina. “He disfrutado el proceso desde el principio y he aprendido a adaptarme a la dificultad”, dice. El trámite de permisos de importación y el proceso de constitución de su empresa fueron retos a la hora de decidir emprender en ese país, pero ahora ve esos procesos como “lentos pero eficientes”.
Aunque dejó Colombia su país natal hace más de 10 años, dice que se siente recompensada pues ha sido gratificante convertirse en la primer y única empresa especializada en traer productos de Latinoamérica: “siento que representamos muy bien la cultura y gastronomía de la región”.