Reconocer con paciencia y respeto que las comunidades indígenas poco a poco están entrando a la sociedad civil para el ejercicio académico, el intercambio de saberes y culturas, y la materialización de acciones conjuntas, es mejorar el intercambio de comunicación y trazar un mejor futuro para la nueva generación.
Esta vez la Universidad del Magdalena llegó hasta Katanzama, zona ubicada entre el río Don Diego y el corregimiento de Palomino en La Guajira, para construir conjuntamente acciones que permitan expandirse en el territorio.
La comunidad de indígena Arhuaca, denominada Katanzama, significa raíz del conocimiento y qué mejor lugar para que confluyan los saberes y la academia en este lugar entre las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta y el mar.
La interculturalidad y pluridiversidad, son las banderas claves de este intercambio entre la Alma Mater y los Arhuacos. Precisamente estos avances, facilitarán la construcción de espacios donde se pueda realizar una transición energética justa que beneficie a las comunidades y con multipropósito.
El rector, Pablo Vera Salazar, quien fue directamente con su equipo de trabajo hasta el resguardo, puntualizó, “lo que queremos es tratar de que los texto y títulos profesionales con la visión de ustedes y su articulación se conviertan en oportunidades de mejoramiento de vida para todos y de conservación del planeta y los ecosistemas”.
Todos los aportes que se ejecutarán en esta comunidad indígena serán encaminados a tener infraestructuras armónicas, basadas en los saberes ancestrales, espacios de educación intercultural y obteniendo un laboratorio de energías renovables en todo sentido.
Entre tanto, el mamo mayor del resguardo indígena Katanzama, Camilo Izquierdo y el gobernador Arhuaco del Magdalena y La Guajira, Danilo Villafañe, recibieron a la comisión visitante de Unimagdalena, y aseguró que esta es una oportunidad para crear un laboratorio como un ejercicio de construcción con parámetros que conduzcan hacia un país ideal y cultural.